La llegada de septiembre es sinónimo de nuevo curso, nuevo ciclo, nuevos objetivos, nueva vida, nuevas ilusiones. Y parece que este año con mucha más razón y más intensificado que años anteriores. Tachamos los días del calendario con ansias, mientras esperamos que se acabe este año, pensando, ingenuamente, que por cambiar de año, década o mes todo mejorará.
Y claro, ante esta situación aparecen, hasta debajo de las piedras, expertos y expertas de todo tipo que te venden su fórmula secreta de la felicidad, del éxito, de ventas, de posicionamiento profesional, de cambio radical de vida, de reinventarse, de relaciones de pareja, de crianza, de un cuerpo 10, de encontrar la paz, de una alimentación sana y un sinfín de contenidos que buscan puramente tu “mejor versión”.
Una de estas nuevas fórmulas secretas se ha materializado en los últimos años en formato bundle. Y tú que no eres millennial, centennial o que simplemente tus cookies han considerado que no eres carne de esta nueva técnica de venta, no tendrás ni idea de lo que estoy hablando.
El bundle product (en inglés siempre todo queda mejor) es la oferta de varios cursos de una temática o temáticas supuestamente complementarias a algo que tus cookies han detectado que te interesaría para conseguir tu “mejor versión”. Estos expertos y expertas de las que hablaba al principio, se unen, en una ocasión única (principalmente en septiembre) para lanzar un paquete de cursos, unos 65 - 75 cursos a un módico precio, entre 55 y 90 euros. Y que fuera de esta “ocasión única”, y por separado, costarían miles de euros.
Es decir, que tan solo por unos 90€ y tras 75 cursos tendrías la fórmula secreta que estabas esperando para ese cambio que necesitas en tu vida.
Y yo digo, la felicidad no debe ser tan difícil de alcanzar como para tener que estudiarla en un paquete de 75 cursos. Debe ser algo más fácil. Algo que no se aprende, algo que se siente.
Anoche, entre bloody maries y aceitunas (léase lo antichic del artículo y lo chic del contexto), conversaba con una amiga sobre este tema. Ella, que me ayuda a reflexionar mucho, dijo una gran verdad “la sociedad (yo aquí añado sistema) nos quita cosas que tenemos y que son valiosas y una vez que estamos “perdidas” nos las quiere vender generando de nuevo esa necesidad”.
A mi amiga no le falta razón. El actual sistema nos quita algo tan preciado como el tiempo a la par que nos vende cursos de gestión del mismo; nos sobrecarga de estímulos de todo tipo, al mismo tiempo que nos vende retiros para encontrar silencio; nos vende una conexión al exterior 24/7 al tiempo que nos vende la fórmula secreta para reconectar con nosotros mismos.
Diría que, más que fórmulas secretas, lo que necesitamos es desaprender lo enseñado y valorar aquello que es esencial. Y para eso creo que no necesitamos ningún curso, ¿o sí?
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