Escribo esto mientras veo, en calidad de expatriada, a muchos de mis amigos y conocidos subiendo sus fotos en Machu Picchu, mostrando el lomo saltado y el ceviche que se van a comer en el marco de la “celebración” de la independencia de mi país. Uso comillas en celebración porque, no hay mucho que festejar ahora. Nuestro sistema de salud es paupérrimo, nuestro sistema de educación es triste; y, no todos los peruanos tiene acceso a servicios tan básicos como el agua. Y esto me duele. El Perú es un país con muchos recursos que generan dinero; sin embargo, siempre se lo roban y no se distribuye de manera uniforme.
Hablemos del casi inexistente sistema de salud. El Perú tiene cerca de 32 millones de habitantes (ojo con esta cifra). Cerca del 20% de la población, no tiene cobertura sanitaria. El seguro social cubre solo al 25%, el 5% tiene seguros privados y el 50% tiene asistencia sanitaria estatal. O sea alrededor de 6. 400 millones de peruanos no tiene acceso al sistema de salud.
No todos los peruanos son tan afortunados como tú o como yo, que si nos duele algo podemos acceder a un seguro privado para atendernos a la hora y con el médico que querramos. El sistema de salud peruano está roto. Hoy en día, ya son más de 18. 400 los muertos a causa del coronavirus en el país y los hospitales están colapsados.
Por su parte, la educación está “pendiente”. Ocupamos, según el Informe Global de competitividad 2017-2018 del Foro Económico Mundial, el puesto 127 en calidad del sistema educativo de 137 países estudiados. Más de 1 millón 300 mil personas son analfabetos (esto duele). Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo, es el país que menos invierte en educación en Sudamérica (solo el 3.7% del PBI).
Según la Estadística de Calidad Educativa del Ministerio de Educación, solo 3 de cada 10 jóvenes puede acceder a eduación superior. Esto, en un país con diferencias sociales, se refleja en que 1. 4 millones de jóvenes de 15 a 29 años no accede a un trabajo estable y formal. Esto lleva a que los jóvenes caigan en drogas o empiecen a delinquir.
Finalmente, 7. 267 millones no cuenta con agua potable. Dentro de la zona urbana, el 10.1% no accede a este servicio y dentro del territorio rural, es el 65.9% (me duele).
Cuando se te pide que te laves las manos para no contraer el COVID 19 ¿cómo lo afrontan estos peruanos?
Esto también se llama Perú.
Sí, muchas cifras, pero quiero que luego de leer esto, reflexiones y digas: ¡Carajo, hay mucho por hacer! y que seas consciente de lo que pasa en nuestro país. Además, con esto, quiero invitarte a que no seas ajeno a esta realidad, a que seas inclusivo con la gente, para que en tu afortunada posición puedas dar oportunidades a quienes las necesitan.
Por otro lado, con estas cifras pretendo que algo se mueva dentro de ti y busques informarte y elijas a través de tus votos al político que puede hacer un cambio. La política debe volver a tener sentido y dejar de albergar a ladrones que se roban la plata que debe ser destinada a generar una mejor vida a todos de manera equitativa.
Ser peruano no es solo ponerte la camiseta y gritar un gol de la selección. Ser peruano no solo es comer ceviche con tus patas. Ser peruano no es solo disfrutar de Cuzco, del Pacífico o de la selva y sus encantos. No solo es disfrutar un buen vals. Ser peruano también debe significar empatía y búsqueda de soluciones desde el lugar en donde estés para ayudar a quienes más lo necesitan.
Soy de esas personas que quiere un cambio para su país, que quiere que todos mis hermanos peruanos tengan las oportunidades a los que yo accedí; que puedan ir al doctor si les duele algo; que puedan bañarse con agua caliente; que puedan llevarse comida a la boca y que hablen del Perú, no solo como el lugar donde nacieron; sino, como el lugar que les dió la oportunidad de vivir dignamente y crecer.
Seamos una posibilidad, como dijo Basadre y como mencionó Martín Vizcarra en el mensaje a la nación de hace 2 días o, por el momento, podemos ser un Osito Lima. Algo haré... ¿y tú?
Foto: Cossio
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