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El cuerpo grita lo que nos callamos

Hace como 100 años, Einstein propuso que la energía da lugar a la materia y viceversa; por eso, creo que los seres humanos, somos energía. Sumado a que el universo es un campo energético conformado por vibraciones, en donde nosotros interactuamos a través de nuestra propia energía, esta se puede ver trastocada cuando perdemos el equilibrio y el cuerpo grita alguna dolencia. ¿Piensas de la misma forma?


Ese alarido corporal puede ser una somatización. Somatizar, según la RAE, se refiere a la acción de expresar físicamente un malestar psíquico -de forma involuntaria claro está.


El Centro Médico Imbanaco en Cali nos dice que, algunos estudios afirman que casi el 50% de las enfermedades tienen un origen emocional. Otras, dicen que el porcentaje puede estar sobre el 80%; y que el estrés es considerado como el “flagelo del mundo moderno, responsable de alrededor de medio centenar de patologías.”


Y es verdad, vivimos estresados, callados, reprimidos, resentidos y odiando. Solemos tener, aunque no nos damos cuenta, problemas emocionales y los síntomas físicos aparecen cuando padecemos altos niveles de esto.


Estamos sumergidos, sin que nos demos cuenta, en malestares físicos que son consecuencia de un desasosiego psicológico que no podemos controlar; es decir, nuestra relación mente - cuerpo está bastante deteriorada y, por ende, nuestra energía desequilibrada.


Este conflicto psicológico puede atacar algún punto muy débil de nuestro cuerpo. Algunos padecemos de contracturas, de gastritis, de dolores de cabeza, entre otras. Eso porque, inconscientemente le transferimos este conflicto psicológico a nuestro cuerpo para que sea resuelto sin un trabajo mental.


¿Qué podemos hacer al respecto? La respuesta es simple, pero difícil de lograr: expresar nuestras emociones.


Es complicado porque muchos no somos conscientes de los problemas emocionales que podemos tener y lo que hacemos es ir a un médico para que nos diagnostique alguna enfermedad y le damos al cuerpo fármacos que quizás no necesitamos. Así que, sería bueno escuchar al cuerpo y si existe un dolor recurrente, visitemos a otro tipo de especialista: un psicólogo.


Escuchar al cuerpo resulta clave. La ansiedad y depresión se ven manifestados en procesos inflamatorios, baja de defensas, alteraciones en el colon, tensión muscular y dolores de espalda o cabeza.


Los problemas gástricos se relacionan a estrés o emociones negativas como irritabilidad, mal humor o impaciencia. Problemas como la dermatitis, dolor de cabeza y lumbalgia, a la ansiedad e insatisfacción.


El cuerpo grita y manda señales; es mejor que nos demos cuenta a tiempo.. y ayúdate.

¿Cómo?

  1. Pregúntate cómo te sientes y por qué te sientes así. Quizás con eso puedas detectar el conflicto emocional.

  2. Ponle palabras a lo que sientes, así verbalizarás lo que te pasa.

  3. Intenta no pensar negativamente y reconoce las emociones negativas que tienes. Perdona.

  4. Recuerda que tú controlas tus emociones, no al revés.

  5. Evita, aléjate y dile "chau" a las situaciones y a las personas que te causen estrés. Ojo, esto no es egoísmo, es purito amor propio.

  6. Cambia hábitos que te generan toxicidad.

  7. Desahógate y llora si necesitas hacerlo. Compartir nuestros problemas con personas cercanas, te descarga.

  8. Acepta que existen días malos y abraza los días buenos.

Foto: La Mente es Maravillosa

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