A lo largo de nuestra vida existen muchas personas que nos marcan de una u otra forma. Está la familia, los amigos y también, los grandes maestros.
No a cualquiera podemos llamar maestro. Se dice de un(a) maestro(a) que es la persona que enseña, especialmente de la que se reciben enseñanzas muy valiosas. Y es verdad. Un aprendizaje memorable convierte a un docente en un maestro; y no todos los conocimientos adquiridos perduran en la memoria.
Grandes seres humanos. Se apasionan en su dictado y la coherencia entre su actuar y su predicar es admirable. Estos seres, se iluminan al entrar a un aula de clase y dejan todo en el escenario. Son aquellos que aceptan su importante papel, pero saben que quienes tienen el rol principal son sus alumnos.
Con un maestro aprendes la materia, pero también aprendes qué hay detrás de ella y para qué sirve. Aprendes de la vida y sensibilizas tu ser de modo que, luego de ese nuevo saber, eres una mejor versión.
Un verdadero maestro es quien, luego de haber terminado su asignatura, sigue acompañándote con una sonrisa gentil, con una conversación amena, con un consejo y con una opinión que te hace, en muchos casos, replantearte la vida.
El maestro es aquel que aplaude tu crecimiento y siente admiración por ti: “Ella fue mi alumna", inflando el pecho. Maestro es quien se acuerda de tu cara, de tu nombre y, sobre todo, de tu potencial. Es quien explotó ese lado tuyo que aún no habías descubierto.
Durante 7 hermosos años fui profesora en una universidad. Años de aprendizaje y de evolución. Años en donde crecí y maduré junto a mis alumnos.
Espero haber sido maestra para alguno de ellos. Ojalá yo pueda inspirar algún día, todo lo que mi maestro, Carlos Tolentino, generó en mí.
Cada vez que me lo encontraba por el campus, siempre con respeto y admiración le decía “maestro”. Quizás debí confesarle mi admiración algún día. Quizás, él leía entre mis amables respuestas y posibles cuestionamientos, cuánto lo admiraba. Yo creo que sí. Un gran director de teatro como él, con tanta sensibilidad y escucha, seguro que sabía.
Espero haber sido un poco de él en mis alumnos. Ojalá hayan podido leer a través de mí lo apasionante de la publicidad y que hayan disfrutado cada uno de los minutos de mi clase, así como yo los disfrutaba. Ojalá no se hayan dado cuenta que tuve días malos que se transformaban en increíbles apenas pisaba el salón. Ojalá los haya inspirado a tener ganas de comerse al mundo, a tener presente que “menos es más” y a que puedan decir algún día “Ella fue mi profesora”.
Espero haber trascendido, como solo lo hacen los grandes maestros.
Buon viaggio maestro.
Fotografía: RAC Editions Films
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